Giorgio Armani: un recuerdo de Milán
Armani/Silos, sastrería, peñuelos de seda y ristrettos.

El año pasado viajé a Milán con un objetivo claro: ir a Armani/Silos.
Era Febrero, llovía y hacía muchísimo frío, en mi opinión el clima perfecto para la moda.
Tenía 30 minutos hasta el museo, calculé una hora y media porque sabía que iba a entrar en todos los locales que me cruzara.
Llegué y el silencio era solemne, parecía no haber nadie en todo el museo. Pasé por recepción y me indicaron cual era la mejor forma de ver el museo, de abajo hacia arriba, hice exactamente lo contrario, porque no podía esperar para ver el archivo digital.
Era mejor de lo que me imaginaba, todo era tan increíble que era casi incómodo, sentía que estaba revolviendo entre sus recuerdos más preciados. Ahí saqué una de mis fotos preferidas. Apenas llegué a Uruguay la encuadré.
Todo el tiempo pensé que estaba sola, hasta que llegué a la cafetería y me encontré con una imagen espectacular. Una pareja de viejitos, con sastrería, pañuelos de seda, galletas de manteca y ristrettos. No tengo más que palabras de admiración.
Eran italianos, o sea que hablaban italiano, algo de inglés, algo de español y manejaban el lenguaje de gestos como nadie. Hablamos por horas, y como era de esperar, en un momento me dijeron que habían conocido al mismísimo Giorgio Armani (elijo creer que era verdad).
Me recomendaron la mejor tienda de sastrería de segunda mano que vi en mi vida. De ahí me llevé un blazer de raya diplomática, que hoy cuelga justo al lado del Ralph Lauren vintage que usé ese día para ir al museo.
Vi la noticia y cómo no pensar en ellos. Espero que sigan igual de fabulosos y que hoy, le hayan contado a todo el mundo que conocieron al mítico Giorgio Armani.