Bandage Dresses y su reinado del terror

Si viviste los 2000, seguro los recordás: los bandage dresses eran casi una tortura disfrazada de glamour. Aquellos vestidos ajustados que prometían “marcar la silueta” pero en realidad te dejaban sin aire. Literalmente, una prenda que oprimía tanto como las reglas de estilo de la época.

De ícono sexy a símbolo incómodo

Nacieron con Hervé Léger en los 90 y se convirtieron en uniforme de celebrities y alfombras rojas en los 2000. La fórmula era simple: un bodycon tan ajustado que parecía tejido con bandas elásticas de gimnasio. ¿El resultado? Siluetas imposibles y la sensación de que la moda era más cárcel que diversión.

La revancha: bandage 2.0

Pero como todo en moda, volvieron. Solo que esta vez menos tiranos y más relajados. Ahora los vemos con tejidos más cómodos, cortes versátiles y combinados con blazers, botas o incluso zapatillas.

Jamie Lee Curtis apareció en la red carpet con un bandage dress. Sí, volvió Freaky Friday… y volvieron los bandage dresses también.

De pieza opresiva pasaron a ser parte de la historia de la moda, ahora adaptados a cómo entendemos la moda hoy: expresión, libertad y comodidad primero.

Bandage dresses hoy: marcas que renuevan el concepto

Hervé Léger sigue reinventándose: su nueva directora creativa, Michelle Ochs, ha modernizado la silueta clásica ampliando proporciones, incorporando tejidos más fluidos y nuevas piezas como jumpsuits que suavizan la dureza original.

House of CB relanzó una colección aniversario con 15 modelos bandage en diversos colores y talles, adaptándolos al gusto contemporáneo.

Cushnie et Ochs (hoy Cushnie y Et Ochs), cofundada por la misma Michelle Ochs, sigue apostando a cortes esculpidos, modernos y sexys, mientras mantiene un enfoque impecable en el fit.