Durante mucho tiempo, la ropa deportiva estuvo reservada exclusivamente para el entrenamiento. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto cómo se ha integrado en distintos ámbitos de la vida cotidiana, convirtiéndose en un símbolo de comodidad y estilo. Desde el gimnasio hasta la oficina, el athleisure (la fusión entre ropa deportiva y moda casual) ha revolucionado la forma en que nos vestimos.
Del gimnasio a la calle: la evolución del activewear
El concepto de ropa deportiva comenzó a popularizarse en los años 80 y 90, cuando el fitness tomó protagonismo en la cultura pop. Marcas como Nike, Adidas y Reebok marcaron el inicio de esta transformación. Sin embargo, el verdadero boom del athleisure llegó en la última década, con la aparición de marcas especializadas en fusionar entrenamiento y moda.
Según un informe de McKinsey & Company, el segmento de ropa deportiva ha crecido exponencialmente en los últimos años, impulsado por una mayor preocupación por el bienestar y la comodidad en la vestimenta (McKinsey, 2023).
¿Dónde usamos ropa deportiva hoy?
Si hace unos años las calzas y los buzos oversize eran solo para entrenar, hoy son parte de looks diarios. Algunos de los espacios donde el activewear ha ganado terreno son la oficina y las salidas casuales. ¿Hoy te llamaría la atención que tu compañero llegue a la oficina con pantalón sastrero y zapatillas deportivas? Probablemente no, eso es una conquista del athleisure.
El impacto de esta tendencia ha sido tal que marcas de lujo como Gucci, Balenciaga y Prada han incorporado piezas deportivas en sus colecciones, fusionando high fashion con comodidad (Vogue Runway, 2024).
La importancia de sentirte bien con tu ropa de entrenamiento
Más allá de la moda, la ropa deportiva cumple un rol clave a nivel funcional. Estudios revelan que la forma en que nos vestimos puede influir en nuestra mentalidad y actitud (Northwestern University, 2022).
Las marcas han entendido esta necesidad y han desarrollado colecciones que no solo son funcionales, sino también estéticamente atractivas, ayudando a que la motivación empiece desde el momento en que elegimos qué ponernos.
Ya no se trata solo de lo que usamos para entrenar, sino de cómo se integra en nuestro día a día, reflejando una forma de vivir más activa y consciente.